“AMOR DE FUEGO”.
"Un ardiente calorcillo;
va invadiendo mis venas,
al contemplar tus rodillas...
Y entrever tus entrepiernas.
Eres mujer de mundo;
esplendorosa, osada, despierta.
Me miras, te doy pena;
tus dedos, como junquillos,
gira tu falda, abriendo la cremallera.
Dejas caer el vestido;
te quitas la blusa negra,
quedas como te han parido...
y mi “apetito” despiertas.
Con imágenes obscenas;
tu esplendorosa figura,
despiertan célos y dudas...
Tocando tu piel de seda.
Tus labios;
como fruto de verano,
me besan, y me envenenan.
Con el placer de un tarádo;
succiono con vehemencia,
tus rizos ensortijados...
En tu fuente de princesa.
Con lujuria de hombre joven;
de hombre experimentado,
acaricio tus turgencias,
suaves como la nacar...
Y duras como mis penas.
Mi hombria;
en la fuente de la vida,
llenando sus recovecos...
En caliente compañía.
¿He sido tuyo, has sido mia?;
si mis manos y mis besos...
Te acarician todavia.
Tu mirada me suplica;
y tu boca me reclama,
como una carta secreta,
leida cada mañana.
Como un rio que invade;
la poesia del momento,
del instante, del tormento.
Eres poesia hecha carne;
como una novia distante,
como una mujer de mundo...
Y una hembra muy errante”.
"Codicioso de soltero;
desmenbrado de casado,
Hay quién cuenta cien mil cuernos...
Y otros son escalabrados".
"Un ardiente calorcillo;
va invadiendo mis venas,
al contemplar tus rodillas...
Y entrever tus entrepiernas.
Eres mujer de mundo;
esplendorosa, osada, despierta.
Me miras, te doy pena;
tus dedos, como junquillos,
gira tu falda, abriendo la cremallera.
Dejas caer el vestido;
te quitas la blusa negra,
quedas como te han parido...
y mi “apetito” despiertas.
Con imágenes obscenas;
tu esplendorosa figura,
despiertan célos y dudas...
Tocando tu piel de seda.
Tus labios;
como fruto de verano,
me besan, y me envenenan.
Con el placer de un tarádo;
succiono con vehemencia,
tus rizos ensortijados...
En tu fuente de princesa.
Con lujuria de hombre joven;
de hombre experimentado,
acaricio tus turgencias,
suaves como la nacar...
Y duras como mis penas.
Mi hombria;
en la fuente de la vida,
llenando sus recovecos...
En caliente compañía.
¿He sido tuyo, has sido mia?;
si mis manos y mis besos...
Te acarician todavia.
Tu mirada me suplica;
y tu boca me reclama,
como una carta secreta,
leida cada mañana.
Como un rio que invade;
la poesia del momento,
del instante, del tormento.
Eres poesia hecha carne;
como una novia distante,
como una mujer de mundo...
Y una hembra muy errante”.
"Codicioso de soltero;
desmenbrado de casado,
Hay quién cuenta cien mil cuernos...
Y otros son escalabrados".
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