"LAS AGONIAS Y PLACERES DE UN CLEPTÓMANO".
"¿ES UNA ENFERMEDAD O NECESIDAD?".
"CLEPTOMANIA".
Qué placer;
cuando entro en una tienda,
o un gran supermercado,
lleno de cosas y me tientan...
Con guardias muy amargados.
Qué agonia, qué presteza;
qué tormento, que belleza,
cuando contemplo de cerca,
tanta y tanta maravilla...
En muchas cosas pequeñas.
Oigo conversaciones;
de clientes y cajeras,
de gentes que van y vienen...
Y otras salen por la puerta.
Es mi mayor placer;
y mi locura terrena,
cuando guardo en mi guantera...
Aquellas cosas pequeñas.
De color anaranjado;
con destellos relucientes,
como estrellas refulgentes...
En camisa de un soldado.
Me siento más complaciente;
del pecar y del pecado,
me encamino a la salida...
De este grandioso mercado.
Alguien me tuvo que ver;
me llaman, yo sigo andando,
con dignidad de Marqués...
Y rigidez de soldado.
¡Eh oiga usted!;
lleva lo que no ha pagado,
salgo a la calle a correr...
Entre coches aparcados.
Me sumerjo con las gentes;
despistando a los corsarios,
subo a mi coche y contemplo...
Aquel bonito regalo.
Aquel brillante tesoro;
siete tuercas, tres tornillos,
relucientes como el oro...
Con ojos de enamorado.
También recuento un candado;
y arandelas de plomo,
ccrradura con su pomo...
Y marcho escandalizado".
"Guti".
"CLEPTOMANIA".
Qué placer;
cuando entro en una tienda,
o un gran supermercado,
lleno de cosas y me tientan...
Con guardias muy amargados.
Qué agonia, qué presteza;
qué tormento, que belleza,
cuando contemplo de cerca,
tanta y tanta maravilla...
En muchas cosas pequeñas.
Oigo conversaciones;
de clientes y cajeras,
de gentes que van y vienen...
Y otras salen por la puerta.
Es mi mayor placer;
y mi locura terrena,
cuando guardo en mi guantera...
Aquellas cosas pequeñas.
De color anaranjado;
con destellos relucientes,
como estrellas refulgentes...
En camisa de un soldado.
Me siento más complaciente;
del pecar y del pecado,
me encamino a la salida...
De este grandioso mercado.
Alguien me tuvo que ver;
me llaman, yo sigo andando,
con dignidad de Marqués...
Y rigidez de soldado.
¡Eh oiga usted!;
lleva lo que no ha pagado,
salgo a la calle a correr...
Entre coches aparcados.
Me sumerjo con las gentes;
despistando a los corsarios,
subo a mi coche y contemplo...
Aquel bonito regalo.
Aquel brillante tesoro;
siete tuercas, tres tornillos,
relucientes como el oro...
Con ojos de enamorado.
También recuento un candado;
y arandelas de plomo,
ccrradura con su pomo...
Y marcho escandalizado".
"Guti".
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