"MI AMOR SE LA LLEVÓ EL VIENTO".
"EL ROBO DE UN GRAN AMOR".
A veces los sueños son;
pesadillas tan infames,
que uno pierde la razón...
Sin que uno no se alarme.
Es una historia vulgar;
la que cuento con vergüenza
comenzó en cierto lugar...
Provinciana de Sigüensa.
Cierta hermosa lugareña;
con trapío y su hermosura,
con pelo rubio trigueña...
Con dos cestas de verdura.
Camino del "mercaillo";
con andares de princesa,
de su mano iba un chiquillo...
Los dos cestos creo que pesan.
Guapa de todas maneras;
con ese cuerpo precioso,
su pelo una enredadera...
Y sus pechos muy hermosos.
Me acerqué y cogí sus cestos;
-perdóneme que le ayude,
pesan; dije con un gesto...
Me miró y casi me aturde.
-¿Que hermosa era su sonrisa;
asintió de muy buen grado,
para mi, no tenia prisa...
Y yo al fin lo había logrado.
Me sentía muy miserable;
al lado de una princesa,
aunque soy muy respetable...
Mis modales no interesan.
Hubo sus presentaciones;
dijo ser hija de Diego,
dueño de las Plantaciones...
Y amo de todos los riegos.
Siendo hija de gentiles;
y de gente acomodada,
me llevaba calcetines...
Con estrías muy doradas.
Con sus genes que traslucen;
y sus manos de piel fina,
sus risas siempre relucen...
¡¡Sólo un nombre; Josefina.
Pensé para mis adentros;
al mirarla tan serena,
aquello era un bello encuentro...
Tenia cara de verbena.
Pensativo y sin palabras;
sólo admirando su cuerpo,
pensando sólo que hablaba...
Me comporté como un cuervo.
Enamora con sus risas;
con su cuerpo, con su cara,
y con su bella sonrisa...
Siendo la envidia muy rara.
¡¡Vaya cuerpo y vaya ojos;
su boquita es un clavel,
con esos labios tan rojos...
De romero y de laurel.
No las dije con voz clara;
las pensé y me las guardo,
por mi que ella no se aclara...
Por eso yo me resguardo.
Aquel día fue el comienzo;
después de dejar los cestos,
casi caí en mi tropiezo...
Y me sonrió con gestos.
Así pasaron tres meses;
cada día la acompañaba,
un viernes, quizás un trece...
La besé en una acampada.
Me confesó que en su vida;
ya le había entrado un hombre,
un gran amor a escondidas...
Y a su hijo puso nombre.
Dijo que había regresado;
que ya tenia un porvenir,
tras un negocio pensando...
Que con él seria feliz.
-Que se había regenerado;
por su hijo y por mi,
cuando marchó renegado...
Sin dinero y porvenir.
Aquella fue la última vez;
que la vi por los parajes,
miren que bien la busqué...
¡¡Se la llevó el muy "malaje".
Aún recuerdo sus caricias;
y sus besos en mi cama,
su cariño; una delicia...
Palpando mis siete canas-
Una aroma de andaluza;
le recorría por sus venas,
la vi desnuda en la ducha...
¡¡Me dejó querer de veras.
El viento lleva lamentos;
con tantas fuerzas gitanas,
que no existe empecimientos...
Entre noches y mañanas.
El cielo llora conmigo;
lágrimas de sangre roja,
las nubes son mis testigos...
De mis relaciones rotas.
Amarguras y tristezas;
velan mi cuerpo y mi Alma,
como el agua mi enteresa...
Hacia un río de mucha calma.
Junto con la lluvia infame;
desemboca el sentimiento,
como un perro que se lame...
Sus heridas y sus lamentos.
El amar mi perdición;
mi descontento y mi ruina,
no existe contradicción...
Cuando marchó Josefina.
Al contemplar los luceros;
y esa estrella tan lejana,
siento punzadas de celos...
En la noche y madrugadas.
Me he mirado en el espejo;
estoy viendo una gran sombra,
muy lacio tengo el pellejo...
Pero ya nada me asombra.
Ya no hay ni primavera;
y las rosas se marchitan,
las hay de mil maneras...
¡¡Sueños de aromas malditas.
Sin su amor no tengo paz;
ni sosiego, ni alegrías,
ni alimentos ni buen pan...
¡¡Con lo que yo la quería.
"Guti".
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