"LOS HABITANTES DE DOS COMUNIDADES MARROQUIES, CARECEN DE IDENTIFICACIÓN".

"EL REY PADRE LOS OLVIDÓ, PERO EL HIJO
LOS QUIERE RECUPERAR, ¿SERÁ POR LOS IMPUESTOS?".

"DOS COMUNIDADES OLVIDADAS DE ALÁ".

"LA POBLACIÓN MÁS OLVIDADA DE MARRUECOS".

"LOS HABITANTES DE DOS COMUNIDADES MONTAÑOSAS,
CARECEN DE DOCUMENTOS DE IDENTIFICACIÓN".

"LOS "SIN PAPELES" EN SU PROPIO PAIS, ESTÁN
CONDENADOS A NO PODER SALIR DE ESTOS ENCLAVES".

"La gente de la montaña no necesita papeles", afirman algunos en la comunidad rural de Aïd Abbas y Aïd Mhamed. Son dos pueblos bereberes, borrados del mapa, que malviven a los pies del Gran Atlas marroquí en la provincia de Azilal. Llegar hasta allí resulta infernal".

"Las carreteras son impracticables, pedregosas y, en algunos tramos, con bancos de arena. Las lluvias provocan desprendimientos de rocas. Sin indicación alguna, el vehículo es susceptible de caer al vacío. "Los ciudadanos están muy castigados. Se quedan incomunicados, sobre todo en los meses más duros del invierno", asegura Mohamed Alhawi, presidente de la comunidad de Aïd Mhamed".

"Los habitantes del pueblo se sienten aislados no solo por cómo y dónde viven sino también porque no hay un solo documento que les identifique. "El Estado nos ha olvidado", comentan.

"CONDENADOS A VIVIR SIN IDENTIFICAR".

"Conocen su nombre y, con más dificultades, su edad, pero ¿qué papel lo prueba? Casi la mitad de estas comunidades; es decir, unas 15.000 personas, no pueden emigrar a otras ciudades marroquís para trabajar porque no tienen documentación. Sin acta de nacimiento o matrimonial y sin libro de familia están condenados a no salir de los enclaves montañosos.

"Se dedican a la pequeña agricultura y a la ganadería. Una jornada entera de trabajo por menos de dos euros al día y que da de comer a hasta 12 personas de una misma familia. Hay otras que no alcanzan siquiera esa raquítica cantidad y se sustentan gracias a las "pequeñas remesas que envían los hijos, con papeles, desde Casablanca o Rabat", asegura Mohamed Zoudi. Parte de su modesta casa, lujosa, comparada con el resto, la cual la convirtió en dos salones marroquís para acoger a los turistas que practican la escalada en esta región del Atlas. "Yo me gano la vida trabajando con los extranjeros", comentó en un perfecto español".

"Los sin papeles ponen el grito en el cielo recordando a los políticos que por vez primera les visitaron. "Por intereses electorales. Vinieron el pasado año prometiendo luz, y expresaron la voluntad de arreglar nuestra situación, pero aún estamos esperando", dice Ahmed Obuzid, un agricultor que se atribuye el papel de portavoz de Aïd Abbas".

"Junto a él hay otra docena de agricultores, atentos a la entrevista, sujetando las bombonas de cámping gas. Se ha hecho de noche. Ahmed, a pesar de todo, se siente un afortunado. Regularizó su acta matrimonial ante un juez, y también el carnet de identidad y el de su mujer, después de pagar por la gestión burocrática y judicial "entre 1.600 y 2.000 dirhams (casi 200 euros)". Toda una fortuna para los habitantes del Alto Atlas".

"La gente no cuenta con los medios para el desplazamiento en coche, el alojamiento de dos o tres días en la ciudad y pagar la comida", continúa Ahmed. El trámite del matrimonio implica, por otra parte, llevar ante el tribunal a varios testimonios. "¿Cómo podemos desplazarnos hasta la ciudad de Azilal?", insiste. Aún así asegura que "las cosas están cambiando con el actual rey" porque las autoridades "ya han puesto la primera torre de electricidad".

"Igual de optimista se muestra Mohamed Zoudi que, sin embargo, sueña con cruzar la frontera pronto. "Mi hermano vive en Granada" explica. "Ahora el Estado ha lanzado una campaña de cinco meses para formalizar nuestros papeles de manera gratuita",

"Durante esta campaña será el juez de Azilal, a más de 100 kilómetros, quien se desplace hasta la zona. "Si el clima lo permite", puntualiza Mohamed. "Ha pasado ya más de un mes y nadie ha aparecido por aquí para informarnos de nuestros derechos y del procedimiento a seguir", añade.

"A LAS NIÑAS DE 13 AÑOS, Y MENOS, LAS CASAN SUS PADRES".

"Mientras tanto, los sin papeles marroquís continúan casando a sus hijas de 13 años según el rito bereber ofir. A esa edad, Fátima Hamrich tuvo su primer bebé. Ahora, a los 24 años, ya tiene cinco. Ignora por completo el actual Código de Familia que tipifica como delito los matrimonios con menores. "Yo conozco varios casos de matrimonios precoces", critica Hridiz Zohara, educadora de un centro de acogida en Aïd Mhamed. Durante todo el año escolar se alojan aquí los niños a partir de los 13 años. "No pueden estudiar en la montaña. El único colegio que hay está cerrado la mayor parte del tiempo porque los profesores no se pueden desplazar hasta allí".

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