"UNA AVENTURA EN EL CAMINO".
"Foto:JPG.
"UNA LINDA Y HERMOSA MUJER".
"Si las historias comienzan;
sean de amor o sea de enmienda,
las relaciones se empiezan...
Son malas si se comentan.
Una calesa en el campo;
en un camino de piedras,
una mujer mientras tanto...
Se enredaba entre sus hiedras.
Conocida era la moza;
con porte tan elegante,
tan fina, linda y hermosa...
Casada con un tunante.
Conocí a tan bella dama;
en una feria de barrio,
iba mal acompañada...
Con un anciano ordinario.
Cuando le llegué a su altura;
hice frenada a mi carro,
andaba mal sin soltura...
Entre la piedras y los cardos.
Permiso gentil señora;
¿montaría en mi tartana,
con este calor que aflora...
Con este sol de mañana.
A mi me llaman Arturo;
no tema que soy vecino,
¿si trepáis por el muro...
Cuidado tened buen tino.
-.Las riendas de su caballo;
las llevaría yo con gusto,
Esta bien noble señora;
le doy las riendas del bayo,
con este calor me llora...
Y es muy manso este caballo.
Admiré sus ojos negros;
y sus labios apretados,
como las alas de un cuervo...
Con un moño bien prensado.
Noté un roce en mi mano;
y me la quedé mirando,
la miré un largo tramo...
Pensé; ¿me estará atacando.
¿Fue un descuido fortuito;
más ella notó el sonrojo,
no pongo tampoco quito...
La miré fijo a sus ojos.
Su sonrisa y su belleza;
como amapola en el campo,
la acaté bien con tristeza...
A su lado yo era un cardo.
-.¿Que te ocurre carretero;
perdón mi querido Arturo,
te creía más guerrero...
Cuidado que rozo el muro.
La calesa dio tal bote;
en un bache del camino,
que una piedra de rebote...
Me dejó casi dormido.
Atontado por el golpe;
noté sangre en mi cabeza,
el bayo seguía su trote...
Y atravesó una dehesa.
La calesa se frenó;
la mujer soltó las bridas,
temerosa descendió...
Y me miró bien la herida.
Un trozo de su camisa;
perfumada y olorosa,
la colocó muy aprisa...
Con su perfume de rosas.
Acercó tanto sus cara;
que sus pechos me rozaron,
prietos, dulces y sin taras...
¡¡No me había equivocado.
Me estaba mirando seria;
su lengua lamia sus labios,
acabé con mis miserias...
Un poco más, y me enrabio.
Con mi herida y su vendaje;
bien vendada la cabeza,
no pensé si era un ultraje...
La besé con mi destreza.
Sus labios me respondieron;
más su lengua me negaba,
de aquel gran beso primero...
Con su boca perfumada.
Los trozos de su camisa;
terminaron en el suelo,
me acarició muy sumisa...
Aquello prendió el consuelo.
Puntiagudos sus pezones;
de sus pechos tan hermosos,
un cuerpo con mil razones...
Rotundo, recio y precioso.
Bajo la lona del carro;
la hice mía cien veces,
como la miel de un gran tarro...
Tres horas, ella se merece.
Era casada la moza;
con un hombre viejo y rico,
una mujer tan jugosa...
Y yo tan sólo y con pico.
Aquello fue un gran comienzo;
y duró sus cinco años,
yo me jugaba el pescuezo...
Más disfrutaba sin daños.
Cuando se quedó viuda;
tenia treinta y cinco años,
no tengan la menor duda...
¡¡Lo bueno nunca hace daño.
Tres churumbeles tuvimos;
dos varones y una niña,
los tres fueron muy queridos...
¡¡Cuidado; no me la riñan.
"Guti".
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