"LA DURA VIDA DE UN GANADERO". "1ª PARTE".

"LA VIDA DEL PASTOREO".

La bella tarde besaba;
el verde de la arboleda,
las fogatas y humareras...
Entre pastores brotaba.

Cuatro hermosas camareras;
esquivas y muy "trotadas",
ya estaban acostumbradas...
Siendo mujeres rameras.

Las nubes con aguas mil;
las mozas iban temblando,
reparando mientras tanto...
Las frias lluvias de abril.

Los naranjos florecidos;
por naturaleza madre,
que han florecido algo tarde...
Los vientos los han bendecido.

Hay remedio en meditar;
en el curso de la vida,
los pastores se convidan...
Siendo amistad personal.

Hombres con el pelo cano;
morenos con la piel seca,
con poca carne y manteca...
Con las pintas de gitanos.

En sus caras no hay tristezas;
con la alegria de su oficio,
sin tiempo para sus vicios...
Sentadas bien sus cabezas,

Vestidas con terciopelo;
con calzado abotinado,
con cuerpos bien torneados...
Con labios de caramelo.

Alguna habia enviudado;
las cuentas las han perdido,
con trabajo conseguido...
No faltaban los cuidados.

El gran rebaño con miles;
necesitaban mujeres,
cocineras y sus quereres...
Con los ladrones tan viles.

Hazañas de bandoleros;
salteadores de caminos,
donde nadie va tranquilo...
En parajes domingueros.

Tras la voz del campanario;
con su vozarrón de bronce,
con el tañido de entonces...
Que lo proclama a diario.

Con las mozas que suspiran;
sentadas en sus carrozas,
algo viejas pero hermosas...
Y los pastores respiran.

Hipocondríacos podridos;
condenando sus presentes,
sudan caras y sus frentes...
Muy cansados y jodidos.

Volverán por la mañana;
y moverán el ganado,
contentos y bien pagados...
Azusando a la manada.

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