"MARCEL LACATUS", GITANO DE 43 AÑOS, ARREMETIÓ CONTRA SARKOZY Y PIDIÓ APOYO, PARA LOS PROYECTOS QUE ÉL ENCABEZA EN BATAR". "RUMANIA".
"Marcel Lacatus, gitano de 43 años, arremetió contra las expulsiones desde Francia y pidió apoyo, para los proyectos que él encabeza en su pueblo".
"Las lecciones de la aldea de Batar,
para integrar a las comunidades
gitanas, de Rumanía".
"Tiene cinco días para marcharse de París; volverá en cuanto pueda", cuenta una madre".
"LV". A.R.19.09.2010."Batar, una aldea de la Transilvania rumana, de unos 6.000 habitantes, una cuarta parte de ellos gitanos, da alguna pista de lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer para resolver el llamado problema rom: la marginación atroz de gran parte de los más de once millones de gitanos, residentes en la Unión Europea".
"Para personificar el buen camino, presentamos a Marcel Lacatus, oriundo de Batar, de 43 años y etnia gitana, pastor de la Iglesia baptista, acordeonista habilidoso y director de un nuevo centro social con guardería, colegio, duchas públicas y clínica, recién construido en medio de una treintena de infraviviendas, de fachada color chillón".
"Y para un ejemplo de un camino desacertado: Nicolas Sarkozy y los programas de repatriación "incentivada". Estos, como se puede palpar en las calles sin asfalto de Batar recorridos aún por carros con caballo, han generado miedo y desconfianza. Por no decir nada, de una necesidad acuciante de regresar cuanto antes a Francia".
"Lacatus nos acompaña en una visita a la casa de la familia Mana, cuyos miembros van y vienen de Belfast y París. "Han rehabilitado estas casas con dinero traído de fuera", explica mientras entramos en un salón, pintado de color rosa eléctrico adornada con tapices de estampas bíblicas".
"Aquí no hay posibilidad de trabajar", añade. En Batar y otros pueblos rom "gitanos" cerca de Oradea, el paro ronda el 90% y la única fuente de ingresos, son las prestaciones sociales de 80 euros al mes, algo más si la familia tiene más de cuatro niños".
"Dentro de la casa, tres mujeres nos dan la bienvenida con sonrisas cortadas por el miedo. El hijo de una está esperando ser expulsado de Francia, tras recibir los 300 euros del Estado francés para abandonar el país, uno de los cientos de residentes de un campamento en las afueras de París, procedentes de esta región".
"Tiene cinco días para marcharse", dice. Aunque la casa de ladrillo está limpia y ordenada, un tufo a excrementos delata la ausencia de agua potable, y del WC externo".
"El regreso del hijo repatriado, no es motivo de alegría en la familia. El año pasado un centenar de inmigrantes rom en Francia, procedentes de Batar participaron en otro programa de repatriación, diseñado por la Oficina de Inmigración e Integración "OFII" de la embajada francesa en Bucarest".
"En esta iniciativa del llamado desarrollo de zootécnico, grupos de gitanos repatriados podrían disponer de 3.600 euros, para comprar ganado y establecer granjas. Diecisiete residentes de Batar y otros pueblos de la zona, participarían".
"Pero el dinero o bien no se distribuyó, o se quedó en las empresas asignadas a vender el ganado. "¿Qué pasó con lo de la OFII?", pregunta la madre de la familia a Marian Daragiu, sociólogo también de etnia rom, director de la Fundación Ruhama que coordinó la visita a Batar".
"Nada más anunciarse, el plan fue suspendido. "Era un disparate desde el principio "dice Daragiu". ¿Cómo iba la gente a crear empresas de zootecnia, si no tiene ninguna formación ni asesoramiento?".
"Francia "simplemente querían echar a los rom y desentenderse del problema: los programas de ayuda son marketing", añade. Nadie de la embajada ha visitado las poblaciones gitanas como Batar, de las que provienen la mayoría de los inmigrantes repatriados de Francia".
"Pero no va a ser tan fácil desentenderse de los gitanos rumanos. ¿Qué hará el chico de la familia, cuando vuelva a Batar?, preguntamos. "Aquí nada. Volverá a Francia si le dejan", responden".
"En Francia "explican" "hay posibilidades de vender, hacer algún trabajo, pedir limosna". A fin de cuentas, "para los rom no hay un gran apego a Rumanía; es sólo un lugar", dice Cristian Ghinea, del Centro de Política Europea Romana en Bucarest. "En algún sentido, los gitanos, son los más europeos de todos", añade".
"Hay otra paradoja en la táctica de Nicolas Sarkozy, de ganar votos en casa expulsando a gitanos. Porque si convertir a los rom en el chivo expiatorio de la crisis da resultados en las urnas en Grenoble, los da también en Bucarest u Oradea".
"En un sondeo del Instituto Romano de Evaluación y Estrategia, realizado a finales agosto, más de la mitad de los votantes rumanos, calificaron a los gitanos de "malos o muy malos".
"Los alcaldes que han colaborado en proyectos de apoyo a las comunidades gitanas, tienen que ocultarlo de la opinión publica o decir que les obliga la Comisión Europea. "Si no pierden las elecciones", dice Daragiu".
"El Gobierno en Bucarest, sabe que tiene que hacer algo pese a una crisis que ha mermado drásticamente los recursos públicos. Ha creado una agencia gubernamental "la Agencia Nacional de Roma", responsable de elaborar estrategias de apoyo a los estimados dos millones de gitanos en Rumanía".
"Ha firmado proyectos de colaboración con Francia, España e Italia para intentar coordinar las políticas de integración".
"Se pretende aprovechar mejor los millones de euros, de fondos estructurales que "de existir proyectos bien diseñados", podrían empezar a resolver problemas de educación, salud, aislamiento infraestructural y desempleo que arrastran los gitanos desde la caída del comunismo, mejor dicho desde que emergieron de la esclavitud en Rumanía, a mediados del siglo XIX".
"Pero Daragiu, con su larga experiencia en las comunidades, insiste en que "hay que empezar en la base de la pirámide: la garantía de alimentos, de una vivienda segura, de la seguridad física".
"Eso lo entiende intuitivamente Marcel Lacatus. Con la ayuda de un patrocinador rumano y una oenegé holandesa, ha creado dos clases para niños de tres a siete años, en el centro social que les permite escapar de las actitudes hostiles y racistas, en la guardería pública".
"Pero hay un problema. "No tenemos dinero este año para darles de comer; es muy difícil dar clases a niños, cuando la saliva les sale de la boca", dice la maestra, Ana María Andor, cuya hija es la única paya en la clase".
"Lacatus dice que con 7.000 euros, "tendría para dar sandwich a los 36 niños durante un año escolar". Podría ser un primer paso para una nueva política de integración de gitanos, para la OFII francesa y Nicolas Sarkozy".
"La música: ¿fuente de capital humanode los gitanos rumanos?".
"En esta foto, se le ve sentado "en medio" escuchando a su padre e hijo tocar, respectivamente, un violín con amplificador casero, y un acordeón de marca Burattini. Históricamente los gitanos se ganaban la vida como músicos registrados en Rumanía, Hungría y los Balcanes".
"Esta reserva de capital humano en estas comunidades marginadas, podría ser explotada en los programas de desarollo siguiendo el ejemplo del flamenco español. "Necesitamos a gente para enseñarnos a crear grupos, y una industria musical", dijo el hijo de Marcel, Daciano Lakatos. Es una solicitud de ayuda, que debería ser escuchada en la comunidad flamenca".
"Una maestra sólo para niños "rom".
"Muchos niños en las clases del centro social de Batar, supieron responder a preguntas en inglés: What is your name?, How old are you?". Tiene su mérito ya que mientras los colegios en los barrios payos de Batar tienen profesores de inglés, "aquí no tengo dinero para pagarlos", manifestó Ana Maria, la maestra asignada por el Misterio de Educación a dar clases en este pequeño colegio. En su contrato consta que "dará clases sólo a niños rom".
"Una madre gitana, pide apoyo a Europa".
"Cuatro mujeres de la familia Mana, esperaban en su vivienda en Batar el regreso de un joven gitano deportado en la última ola de expulsiones de campamentos ilegales franceses. Visiblemente preocupada, la madre del emigrante nos preguntó: "¿Qué hará la Unión Europea?".
"En esos mismos momentos, la comisaria de Justicia, Viviane Reding, estaba pronunciando su polémico discurso, comparando las expulsiones con la limpieza étnica nazi".
"En mi vieja casa las ratas mordían a los niños".
"Lia posa delante de su nueva casa en la población gitana de Telechiu. En su vivienda anterior, "teníamos que hacer turnos mi marido y yo para que las ratas no mordiesen a los niños", explica Lia".
"Las autoridades le retiraron a sus dos gemelos al nacer, debido a las condiciones en las que vivía la familia. Con el apoyo del alcalde y de la Fundación Soros, se están construyendo nuevas casas en Telechiu y Lia ha recuperado a sus mellizos".
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