"LOS FAMILIARES DE ESTA "PAR", ERAN MÁS FRANQUISTAS QUE FRANCO". "¿QUE COÑO HACEN PRESENTANDO A ESTE GRAN POETA?". "EXPOSICIÓN DE MIGUEL HERNÁNDEZ".
"Exposición en torno a un mito literario
Últimos escritos del poeta incesante".
"Miguel Hernández "agachado", poeta y soldado en 1937".
"La Biblioteca Nacional, rinde tributo a Miguel Hernández a los 100 años de su nacimiento".
"Miguel Hernández, el poeta del pueblo. El poeta necesario, que decía su compañero de cárcel, Buero Vallejo. El poeta pastor".
"En Madrid no faltó quien acogió al poeta con desdén: como García Lorca Por el contrario, fue amigo de Neruda, Aleixandre, Cossío y Bergamín. Salen a la luz sus cuentos inéditos, escritos en prisión, en papel higiénico Las 200 piezas de la muestra incluyen manuscritos, dibujos, cartas y fotografías".
"Hasta principios de los años 60, no se podía publicar sus obras ni hablar de él La familia ha pedido la revisión del proceso sumarísimo, que le infligió Franco".
"Era todo eso. Pero era, sobre todo, el poeta incesante; su vida, que la guerra truncó dramáticamente, estuvo signada por el amor, la amistad y los papeles. Ni un día sin línea".
"Quienes vean ahora en la Biblioteca Nacional, la exposición que marca su centenario, y que se abrió ayer, entenderán que Miguel Hernández no era solo un poeta intuitivo, un ser humano pendiente de la inspiración: estudiaba, leía".
"Era como una esponja. José Carlos Rovira, catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante, ha preparado esta exposición, que organiza la Secretaría de Estado, de Conmemoraciones Culturales "SECC" con la Biblioteca Nacional, como un homenaje y como una reivindicación".
"Hernández no era el pastor menesteroso, el poeta que venía a Madrid a buscar auxilio para sus versos. Estudió a Góngora, estuvo atento a la pintura de su tiempo; frecuentó a Benjamín Palencia, aprendió de Maruja Mallo".
"En 1934, cuando tenía 24 años, y estaba en Madrid, llevaba en su carpeta, copiados, 60 poemas de Cántico, el libro que puso a Jorge Guillén, en la vanguardia. Ahí subraya Hernández "motivos de su propio mundo pastoril".
"Hacía mímesis, dice Rovira, pero no copiaba, recreaba a partir de esas influencias. Era, por decirlo así, "una mímesis transformadora", capaz de leer a Neruda y a Aleixandre, sus amigos, "y escribir luego sin que transpiren en esos versos, los recuerdos de sus modelos".
"Rovira ha preparado esta exposición, con tal entusiasmo que ayer, antes de que las autoridades "la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde", hicieran de la ocasión una solemnidad que tenía más fotógrafos que la muestra misma, contó al trote la vida y la obra del poeta, como si estuviéramos asistiendo minuto a minuto a esa biografía simbólica del dolor de España".
"Así entramos en la época de formación, "la que González-Sinde llamó ayer "tiempo de esperanza", a partir de la contemplación de Rubén Darío o Góngora, que tan decisivos fueron en la formación del poeta".
"Dice Rovira que, en ese proceso de mímesis a que sometió el poeta su aprendizaje, leía y repetía a Rubén Darío, como si fueran los del nicaragüense versos que él mismo hubiera escrito; y sin embargo, leída su escritura, no tuvieron nada que ver".
"Desde ese periodo esperanzado Hernández pasó, casi sin solución de continuidad, a la época en que le reciben, unos mejor que otros, en Madrid. García Lorca le acogió con desdén, quizá porque unos y otros, se lo presentaban como un poeta capaz de escribir tiras de versos con tanta facilidad, como la suya".
"Pero aquí acendró las amistades que dejó en Orihuela, "su pueblo y el mío": como Ramón Sijé", tanto como las que encontró en la capital. "Y fue un amigo sincero, verdadero, en él no había falsificación"; supieron de esa amistad Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, y se la devolvieron con igual hondura; como José María de Cossío, o como José Bergamín".
"Hasta Juan Ramón Jiménez, "que ponía verde a todo el mundo", habló bien de Miguel, de sus versos, a pesar de que el poeta de Orihuela, puso por las nubes "en el diario El Sol" Residencia en la tierra".
"La guerra lo puso todo patas arriba; el compromiso de Miguel no era reflejo de la propaganda, a la que entonces también se entregó, sino que respondía al latido de la cultura que fue adquiriendo".
"En la exposición hay una grabación preciosa, que le hace Alejo Carpentier en París en 1937, cuando el poeta va camino de Moscú, a un festival de teatro; ahí está, leyendo la Canción del esposo soldado. Aún lleva la esperanza en el macuto".
"Ahí está, en las trincheras; en la exposición es el hombre de las trincheras, y también el personaje rodeado por la pintura de la época, que Rovira y su equipo han rescatado de los archivos de Luis Quintanilla, o de la Escuela de Vallecas".
"Los frescos de Luis Quintanilla, tienen ahora el valor de reconstruir "una imagen de dolor y de tragedia" que ya marca el descenso a los infiernos de la guerra, la cárcel, la condena a muerte, la conmutación de la pena, la muerte".
"Como decía César Vallejo, de la vida, a Hernández no le dio respiro el infortunio; hubo dos procesos contra él; los documentos del segundo proceso se desvelan aquí, aportados por el escritor alicantino, Enrique Cerdán Tato "a la vista de los hechos, la familia de Miguel Hernández ha solicitado al Tribunal Supremo, la revisión y la nulidad del procedimiento sumarísimo realizado en su día, contra el poeta por defecto de forma, informa la agencia Efe".
"Pero no le cayó solo la muerte. Quisieron imponerle el olvido. Hasta principios de los años sesenta del siglo XX, no se podía publicar su obra, no se podía hablar de él; y desde entonces a 1976 resultaba difícil hacerlo en España, aunque Joan Manuel Serrat "que ahora ha rescatado versos de Hijo de la luz y de la sombra",
lo puso en el mapa a pesar del franquismo, gracias a sus versiones musicales".
"La exposición refleja bien esa contumacia de la censura franquista; no pudieron borrar al poeta, y él mismo, que jamás estuvo sin un papel, burló esa vigilancia férrea de los años en que aún duró, en la posguerra, escribiendo incluso en papel de retrete".
"Rovira encontró papeles de váter, donde Miguel escribió cuentos para su hijo Manuel Miguel. "Al margen de que él afirmara en una carta, que eran traducciones de cuentos ingleses", dice el comisario de la exposición, "son, sin duda" cuatro metáforas explícitas de libertad, para que las leyese su hijo, metáforas de alguien que, en su escritura y su vida, quiso dejar constancia sobre todo, de su voluntad de ser libre".
"Ahí se lee, por ejemplo: "Hasta la vuelta, pequeñuelos, "y que no os vayáis a perder" en las estrellas de los cielos. "Venid siempre al atardecer".
"En ese formato rústico, convertido ahora en un facsímil que es al tiempo una denuncia de la despiadada persecución que sufrió el poeta, el material pone los pelos de punta. "Hace unos meses", dijo ayer en su alocución inaugural la vicepresidenta Fernández de la Vega, "entregamos a los familiares de Miguel Hernández, la declaración de reconocimiento y reparación personal".
"Y dijo la representante del Gobierno en esta nueva reparación pública, a la ignominia que sufrió "el poeta necesario" del que habló Buero: "No podemos acabar con los horrores que Miguel Hernández, como tantos españoles y españolas, sufrió en aquel tiempo de sombras, pero sí podemos hacer justicia a su memoria, que es nuestra memoria".
"Esos papeles de estraza son ahora como una bandera, que se vuelve contra los que quisieron condenarle a la muerte y al olvido. En la Biblioteca Nacional, está la respuesta del propio Hernández contra toda la ignominia que sufrió, sin dejar en ningún momento de escribir hasta cuando no tenía con qué".
"Tres etapas imprescindibles en la muestra".
"- Cuentos del papel de váter. En la cárcel, Miguel Hernández, escribió los cuentos para su hijo en ese soporte "foto de arriba". Hasta ahora permanecían inéditos. Una metáfora de libertad".
"- La censura. A Miguel Hernández lo persiguieron más allá de su vida; documentos de aquel acoso implacable explican en esta exposición, la dureza de la represión franquista".
"- La pintura. Al poeta le apasionó la pintura; tuvo amigos pintores como Benjamín Palencia, Maruja Mallo o Luis Quintanilla. La muestra exhibe unos frescos impresionantes de este último".
"RECORDANDO A MIGUEL HERNÁNDEZ"."MI PATRIA Y MIS AMORES".
"Esa mar salada y brava;
esa playa blanquecina,
cuatro casas encaladas....
Los moradores cocinan.
Ese paseo de flores;
con dos manos muy cogidas,
paseando en sus rincones....
Con cuatro camas vacías.
"Beso que arrastra mi boca;
lenguas que vienen de lejos,
mujer que se vuelve loca...
Dientes con carne y pellejo.
El alba abre mis noches;
con resplandores azul,
sediento con mis trasnoches...
Con gran vestido de "tul".
Dolor que envuelve mis alas;
dando aire al corazón,
la imaginación desviada...
Me enternece la pasión.
Me despide la razón;
siendo muy blanco y muy rojo,
también siento el resplandor...
Mirándote me sonrojo.
Vida reducida a besos;
con sed de morir despacio,
con un amor tan intenso...
Que me vuelve tonto y lacio.
Sangre de color de sangre;
siendo muy roja y sangrante,
toda se va por desagüe...
Sembrando gran estridente.
Estandarte de oro y gualda;
bandera de mis amores,
con los muertos que me guardas...
Que son ya mis tres razones.
Una llamada a mi Patria;
otra en llama y confusiones,
la tercera se repatria...
Quitando mis ilusiones.
El labio de arriba un cielo;
en la tierra el otro labio,
con tus besos me desvelo...
Con tus promesas me enrabio.
Lengua que ronda en la sombra;
deseo que vienes robando,
besos que me das de sobras...
Marchando luego cantando.
Sangre que tiene tu boca;
yo enmudecido y cerrado
hasta que un roce trastoca...
En un cuerpo muy serrano.
Recuerdos muy escogidos;
besos reacios y amargos,
en rincones escondidos...
Con palabras y halagos.
Hundes tu lengua en mi boca;
oigo rumores de gentes,
piensan que te encuentras loca...
Cuando me besas la frente.
Como una fiera nevada;
con besos y desamores,
caricias de enamorada...
Y con muchos resquemores.
Con peleas y trastadas;
reviviendo con mis muertos,
plegando mi piel ajada....
En un oscuro desierto.
Sentimientos enterrados;
de mi maestro el poeta,
de un amor muy encajado...
De tus besos tras la puerta.
Ya me siento desterrado;
me olvidan y me detestan,
vagando por los tejados...
Cielo abierto en descubierta.
El anochecer más claro;
en tus ojos y en el viento,
con signo aterciopelado...
De mil besos tan violentos.
Aquí se acaba la historia;
de Miguel Hernández Chico,
que por ser listo sin gloria...
Se murió tocando el pito.
Hace 100 murió;
lo asesinan ignorantes,
más con vida descubrió...
Que él tenia mucho talante.
Cuando muere un gran poeta;
siempre deja sus recuerdos,
los malos; gran pataleta...
Los buenos; se vuelven cuerdos.
Autor:"Guti".
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