"LA RUTINA ME MATABA".

"COMO UN DOMINGO CUALQUIERA".

Salí aburrido de casa;
a tomar un poco el fresco,
con crisis y tantas tasas...
¿Porque no un buen refresco.

Tarde tan primaveral;
con olor a miel y fresas,
naranjos al terminal...
Jóvenes como condesas.

Los jardines y su fragancia;
las mujeres tan preciosas,
vistiendo con elegancia...
Vestidos cortos y hermosas.

Las rosas en sus rosales;
clavellinas y geranios,
las jóvenes con modales...
Y un negro con una radio.

Un vendedor ambulante;
con su manta en el paseo,
con precios apabullantes...
Te regatean el deseo.

Aromas mediterráneas;
que afloran el medio ambiente,
sus fragancias instantáneas...
El paseo lleno de gentes.

Media tarde dominguera;
ya muy cercana al verano,
en su centro dos higueras...
Las parejas de la mano.

Una preciosa morena;
en el mármol de una fuente,
con una cara de pena...
Con unos pechos potentes.

Lo que si he adivinado;
que el tiempo no acompañaba,
hacia un calor muy serrano...
Y eso si que cabreaba.

Ya no tuve más remilgos;
me quité mi cazadora,
ni sábados ni domingos...
La llevaría desde ahora.

Damas de altos cumplidos;
hermosas y bien derechas,
con sus pechos reducidos...
Puntiagudos y muy rehechas.

Otras menos agraciadas;
con unas piernas peludas,
unas pobres desgraciadas...
Se veían pobres sin duda.

Las parejas suspiraban;
con sus abrazos y besos,
apenas si respiraban...
Tan ricas como un buen queso.

Soy soltero cuarentón;
y poseo buena renta,
metro ochenta en el listón...
Cosa que no se aparenta.

Vivo en casa con mi Madre;
a los treinta tuve novia,
me casé algo más tarde...
Di más vueltas que una noria.

El divorcio sobrevino;
por una cuestión de cuernos,
desde entonces bebo vino...
Para borrar mis recuerdos.

Me aposenté en una mesa;
le grité a la camarera,
.-¡traiga un buen vino mastrésa...
Tenia cara de ramera.

Muy mal pensado me dije;
cada cual tiene su cara,
en el interior maldije...
Que hay caras, que son muy raras.

Al cabo de un cuarto de hora;
me vino con vino blanco,
le dije: ¿esto será broma...
No soy racista y me estanco.

¿Si fuese un vino rosado;
aún pasaría el pellejo,
el blanco no lo he probado...
¡Vino negro y que sea viejo.

Me puso una cara extraña;
con cara de mala leche,
me dijo; tu no me engañas...
Y llamaré que lo echen.

Pagué religiosamente;
lo que dijo la fulana,
soy viejo de residente...
Era socia con su hermana.


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Ya me estaba cabreando;
esta salida tardía,
me calmé y fui enredando...
Algo que yo no quería.

Me fui a un estudio famoso;
el dueño un antiguo amigo,
desnudos y cuerpos hermosos...
Cosas que no van conmigo.

Allí conocí a mi Rosa;
mujer de muy altos vuelos,
era tan linda y hermosa...
Que en la calle hay revuelos.

"Guti".