"MORIR DE PASIÓN EN UN ROMANCE".
"ROMANCE CON UNA PASTORA".
Cierto día en el camino;
admire a cierta pastora,
descansando bajo un pino...
Su visión que me enamora.
Ahora son aun mas modernas;
con una raja en su falda,
con una morenas piernas..
No le puse muchas faltas.
A tal graciosa beldad;
tan joven y pizpireta,
noté su graciosa andar...
Con pasos de marioneta.
Indumentaria opcional;
vagando aquellos lares,
tan claro y tan racional...
Ausente de tonos graves.
Con prendas color marrón;
chaqueta de grueso abrigo,
larga falda de color...
Como prenda de castigo.
Terminando en altas botas;
con hebilla y cinturón,
sus ojos negros, dos gotas...
En tal magna reunión.
Sombrero de ala ancha;
que destacaba en el cielo,
un moreno que no cansa...
Y negro como su pelo.
Color azabache sus ojos;
un cuerpo lindo y hermoso,
en su cuello tonos rojos...
Con un collar muy precioso.
Nariz recta y respingona;
y con pómulos de ensueño,
lucia la bella pastora...
Y pensé; ¿tendría dueño?.
Y destacar destacaba;
unos labios perfumados,
con un buen beso acababa...
Era un sueño lo pensado.
Sus pechos eran enormes;
deformaban su figura,
más tampoco eran deformes...
Siendo recios en su postura.
Con desvaríos risueños;
con su carita inocente,
toda ella un bello sueño...
En un cuento tan decente.
"SEGUNDO ACTO:
Pequeño pié gasta.- predije;
más, parecen pies de niño,
mis pensamientos maldije...
Necesitando cariño.
Pero su voz y su cara;
engañan por su corpiño,
siendo cuestiones muy raras...
Con una cara de niño.
¡No mire tanto buen mozo!;
soy mujer, y moza brava,
aunque mi cuerpo es hermoso...
Con puñetas, doy patadas.
Por mi no ha pasado hombre;
sin partirle bien la cara,
y otras que tienen su nombre...
Y que aportan cosas raras.
Aunque mujer a escondidas;
soy fuerte como montaña,
siempre soy muy entendida...
Si mi vista no me engaña.
Soy rápida como el rayo;
para mi edad tan temprana,
y no creo ser un callo...
Dicho por mis tres hermanas.
No supe que contestar;
a tan brava aclaración,
ni lo tendría que aclarar...
Eran muestras con razón.
Sus ojos me sonreían;
su boca me reclamaba,
la pastora ¿que quería?...
Aquella bella sultana.
-¿Para donde vas buen mozo?;
si es que se puede saber,
¿a otro lugar más hermoso?...
No creo, es mi parecer.
-Me dirijo a mi Pueblo;
si es que puedo merecer,
de loco me he vuelto cuerdo...
Y quiero permanecer.
Con esta crisis maldita;
hecha por los usureros,
que a mi España la bendiga...
De ladrones y embusteros.
Políticos y banqueros;
con dos gobiernos corruptos,
chorizos y traicioneros...
Penados con tantos hurtos.
"TERCER ACTO:
Ese lugar tan distante;
en el cual un buen nacido,
en tan sólo en un instante...
Veinte años era un olvido.
En mi pueblo tengo amor;
y el cariño de mi madre,
anciana con gran dolor...
Espera que me desplace.
Un trozo de tierra virgen,
me espera a que la trabaje,
esas tierras que maldicen...
La juventud por un traje.
¿Que más se puede pedir?;
para aquel que ha conocido,
y tener que despedir...
El hambre como Padrino.
-¡Dices bien valiente mozo!;
no busques en pueblo ajeno,
tu lugar que es tan hermoso...
Mucho mejor que extranjero.
Tu madre y quizás tu esposa;
te esperaran con anhelos,
tu mujer como una rosa...
No quiere sucios dineros.
Ellas no quieren tesoros;
pero respetan tus sueños,
con un "te quiero y te adoro"...
Espera ansiosa a su dueño.
Sueños son y sueños fueron;
la ilusión de todo un pueblo,
los que perdieron se hundieron...
Los que quedaron, más cuerdos.
Que en vez de avanzar deprisa;
retrocedían en el tiempo,
por banales socialistas...
Que no fueron con buen tiento.
Con políticas dé entuerto;
desmanes y corrupciones,
chorizos al descubierto...
Con las trampas de traidores.
Llegó nuevos gobernantes;
lograron la mayoría,
habían tunos y tunantes...
Y se acabó la alegría.
En toda olla hay garbanzos;
unos negros y otros blancos
mientras los pobres descalzos...
Con mas dinero los Bancos
"CUARTO ACTO:
Los pobres desempleados;
deciden volver al pueblo,
tan tristes y apaleados...
Si no locos, no muy cuerdos.
A buscar pan y comida;
y ganarse un buen entierro,
con la mirada escondida...
En su casita en el cerro.
Quedose mirando al mozo;
con un mirada tierna,
lo que contaba era hermoso...
Lo mejor era su tierra.
Respondiéndome al encuentro;
de saber si es que quería,
donde comenzaba el cuento...
Con sus sueños y alegrías.
-Yo me encuentro aquí muy sola;
más, no me gustan los ruidos,
vagando va mi persona...
Si los demás han huido.
Si la ciudad es bonita;
no creo en esa belleza,
más bien, creo que es maldita...
Sin alegría y con tristezas.
Por fin se acordó hacer alto;
y lo ordenó la pastora,
con pequeños sobresaltos...
Por la tarde empreñadora.
Distante a un par de horas;
avistamos una estación,
tan lejana por ahora...
Y con muy mala intención.
Tres fieros perros pastores;
encerraron el rebaño,
eran fieles labradores...
Muy valientes con reaños.
Bien cerrado y bajo paño;
por temor a los ladrones,
que esto no sirva de engaño...
Que yo no voy de faroles.
Como mujer era un sueño;
como pastora un tesoro.
sin saber si tenia dueño...
Si era ateo; o era moro
Me encontraba entusiasmando;
con su elegancia y soltura,
ya me estaba enamorando...
Por su gracia y su dulzura.
"QUINTO ACTO:
El sol apretaba fuerte;
quito su abrigo y sombrero.
he tenido mucha suerte...
El ambiente olía a romero.
Un pañuelo en su cabeza;
pantaloncitos muy cortos,
toda ella era belleza...
Me quede beato y tonto.
Sin decir palabra alguna;
más su prestancia graciosa,
como mujer en su cuna...
Tan bonita y tan preciosa.
Con su grácil caminar;
me enardecía la pastora,
¿me tendría que ocupar?...
Si es que me ríe o me llora.
Se conmovía mi alma;
imágenes lujuriosas,
mi desazón pedía calma...
Indebidas y ardorosas.
Más bien pero de repente;
luchaba como un titán,
para apartar de mi mente...
Su gran figura real.
Esas escenas ardientes;
penando esas calenturas,
se encontraban tan presentes...
Tras aquella bella altura.
Con ademán lujurioso;
se desquitó su sombrero,
su pelo negro y hermoso...
Cayó en sus hombros morenos.
Me miró solo un instante;
mitad luz y mitad hambre,
con su mirada distante...
Como alambrada de alambre.
Tan preñada de promesas;
promesas realizables,
con sus miradas tan tensas...
Tiernas y tan encomiables.
Vi un mar embravecido;
con profundidad ignota,
dos ojos embellecidos...
Con sus promesas remotas.
En su mirar y su formas;
y en su fuerte poderío,
la pastora se transforma...
Como la fuerza de un río.
"SEXTO ACTO:
Sus dos beatísimos ojos;
tan negros como su pelo,
su cara con tonos rojos...
Su boca de caramelo.
Sus ojos verdes oscuros;
brillaban como diamantes,
con ademanes mas duros...
Con su mirada galante.
Su mirar sacaron chispas;
donde ya había un gran fuego,
sus manitas eran muy chicas...
Pero buscaban sus juegos.
Hermosa linda y jugosa;
con aquellas carnes prietas,
tan bonita y tan hermosa...
Que mi apetito despierta.
Con un sutil movimiento;
lleno de salero y gracia,
casi con entendimiento...
Conteniendo su desgracia.
Su pesado chaquetón;
quedó cerca de su cuerpo,
como un villano opresor...
Como la cría de un gran cuervo.
Me miró muy fijamente;
y se ofreció toda ella,
como ofrenda a un valiente...
Como una moza plebeya
Tan hermosa e inocente;
tan risueña y tan preciosa,
la moza estaba de muerte...
Con miradas tan ansiosas.
El hechizo prendió pronto;
subyacente y plañidero,
más me quedé como un tonto...
¿Era aquello verdadero?.
Me recordaba a mi pueblo;
en mis más tiernas edades,
donde se vivía de acuerdo...
Y no había enfermedades.
Sana ella me abrazó;
tan suculenta manzana,
con la brisa y la pasión...
Aquella fruta tan sana.
Se aparto muy lentamente;
desabotonó sus ropas,
semidesnuda y consciente...
Bebimos vino; en dos copas.
SÉPTIMO ACTO:
La joven se levantó;
y estrechó muy bien su cerco,
con la mirada y calor...
De un amante bueno y terco.
Con un galope tremendo;
frenesí muy diferente,
yo contemplando contento...
caliente y muy vehemente.
Con vergüenza de indigente;
se quitó su chaquetón,
sin atino inteligente...
Bajando su pantalón.
Tiemblo de codicia insana;
con sus frutos arrolladores,
erectos como montañas...
De hombres y de pastores.
Tan suaves como la seda;
y duros como el acero,
sus pechos como prevendas...
Pero ardían como el fuego,
Mis labios se sumergieron;
impacientes por beber,
en la fuente de su riego...
Siendo mi único deber.
De aquel fruto tan goloso;
donde la naturaleza nace,
no lo hice muy forzoso...
Si ella comienza el trance.
Preñado de sus sabores;
escondiendo su tesoro,
admirando con horrores...
Sus vaivenes y su decoro.
Mis ojos se sumergieron;
en sus aguas placenteras,
la vida corrió con fuego...
Y sólo veía promesas.
¡Una y hasta mil veces!;
la hice mía de repente,
mi cuerpo se compadece...
De un juego tan indecente.
Ese fue mi gran consuelo;
horadar aquella fruta,
con caricias y mis dedos...
Con sus risas y conducta.
Continuaba y proseguía;
con ardor y desparpajo,
llevábamos medio día...
No acabando su trabajo.
"OCTAVO ACTO:
Gritaba con osadía;
con suspiros inocentes,
el gusto que recibía...
Riendo muy brevemente.
Era una hermosa sultana;
con un cuerpo tan hermoso,
como una diosa pagana.
Y me complací orgulloso.
La rebelión de su cuerpo;
con las formas de sus sueños,
de la gloria y del infierno...
O de sus cercanos dueños.
Yo noté a faltar el aire;
y el aliento en mi cuerpo,
más la gloriosa aldeana...
Ardía a fuego lento.
Fueron escenas de fuego;
era tierna en sus abrazos,
con dulces y tiernos juegos...
Ahítos de tanto atraso.
Le acariciaba sus pechos;
tan duros como una roca,
sobre mi pecho; su peso...
Galopaba como loca.
Varios gritos en su boca;
con gemidos entrecortados,
ni se explica cuando toca...
La besaba enamorado.
Gritaba ser mas amada;
hice un esfuerzo de loco,
el fuego que la abrazaba...
Se apagaba poco a poco.
Al cabo de muchas horas;
de descansar casi inerte,
note a faltar la pastora...
Ella se hallaba ausente.
Más quise gritar su nombre;
me levanté como un tonto,
y quedando como un hombre...
Por dentro ya estaba roto.
Para qué gastar saliva;
que los sueños sueños son,
y no tienen más salida...
De una cruel separación.
Me palpé mi corazón;
y me estallaba de vida,
si fue buena o un zorrón...
Todo fue de maravillas.
"NOVENO ACTO:
Me levante hasta temblando;
tuve que hacer un esfuerzo,
el tiempo ya iba cambiando...
Me dolían todos mis huesos.
Vi al gran sol por la tarde;
caer herido de muerte,
de aquel calor sofocante...
Moribundo y casi ausente.
Por casi haber desgastado;
todos sus ciclopeos rayos,
por los valles y los llanos...
En los pueblos y extrarradios.
Anduvo la pena mía;
con angustias y pesares,
por dentro me remordía...
Iba a mi pueblo distante.
La ciudad era un gran dolor;
a cambio me entregó hambre,
en mi pueblo tengo amor...
Y el cariño de mi madre.
Un trozo de tierra fértil;
espera que la trabaje.
que más se puede pedir...
Para el pasado que traje.
La miseria y desamparo,
y el calvario de mi fe,
que siempre lo ha condenado...
Como el mal mundo al revés.
El rechazo de mi amante;
de esos pueblos tan vacíos,
quedándose los tunantes...
Helándose con el frío.
Gritándoles el retorno;
a los padres y sus hijos,
en las tierras y los tornos...
Segando muy bien sus trigos.
A su novia y ascendientes;
y hermanos más bendecidos,
y ganar el pan más decente...
Con familias bien unidos.
"Guti". "El romancero".
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